Después de nuestra primera noche en el Nomad hostel, una gran experiencia eso de dormir en una cueva, y de tomar el buen desayuno que te ofrecen, nos dirigimos a disfrutar el tour que contratamos el día anterior (decir tengo que odio este tipo de actividades guiadas, pero si no tienes coche te ves abocado a optar por uno de los 4 tour que ofertan, además, no pierdas el tiempo en buscar el más barato porque todas las agencias se han puesto de acuerdo en ofrecerlas al mismo precio, 70 TL, y en compartir el transporte para evitar gastos).
Comenzamos visitando la ciudad subterránea de Derinkoyou, como diría Jesulín IM-PRESIONANTE, una verdadera ciudad bajo la tierra repartida en 8 plantas que llegan a alcanzar los 80m. de profundidad, con innumerables pasadizos donde tienes que andar continuamente doblado a menos que seas el enano de The Lord of the Rings y en la que vas encontrando distintas salas destinadas a la elaboración del vino, capilla (los monjes la utilizaron como lugar de retiro y enseñanza), salón de actos, almacén de aprovisionamiento, establos,...no os la podéis perder, eso sí, si vais por vuestra cuenta dedicadle las últimas horas de la mañana o la tarde para no coincidir con los innumerables turistas que van en grupos guiados. Seguimos con la visita al Valle de Ilhara, uno de los más importantes lugares de la cristiandad en el s.IV al servir de refugio a todos aquéllos que escapaban de Egipto, cañón donde puedes andar durante media hora rodeados de altos árboles mientras visitas capillas excavadas en la misma roca. Es precioso y, además, terminas comiendo en un chiringuito al lado del río. El tour finaliza con la visita a un monasterio, también excavado en la roca, de enormes dimensiones que no te deja indiferente. La cena en "Bidek", restaurante "cueva" donde puedes degustar el mejor "Pottery Kebab" del pueblo.
El último día en Goreme lo dedicamos a lo que más me gusta, un pateo interminable de 8 horas visitando tres de los valles definidores de la maravilla que es la Capadocia. El primero, el valle Rojo, el que menos me gustó, si bien en él ya me dí cuenta de que sería una aventura a disfrutar sólo y abstraído de todo ambiente turista, GENIAL. Después llegamos al valle Rosa, una pasada, puedes ir descubriendo y metiéndote en las distintas casas excavadas en las rocas, parece un juego de rol en un lugar prohibido y mágico, hasta pude escalar 5m. por un túnel que daba a una de las palomeras, LO MEJOR DE TURQUIA, algo único en el mundo sin duda. Para finalizar, el valle del Amor, tenéis que ir y así descubrir porqué le ponen ese nombre. Fue un día innolvidable en mi vida y un lugar por el que merece ser visitado este bello país.
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