martes, 28 de junio de 2011

Climbing´11 Valdegobia-Rodellar

   Bueno, como siempre preocupado de actualizar el blog cada poco os traigo las fotillos de la semana de escalada veraniega.
   Esta vez, los destinos elegidos y el buen clima hicieron del viaje una perfecta oportunidad para disfrutar de la escalda en distintas vertientes y con diversidad de experiencias. Y es que los cuatro primeros días Man y Beni se desplazaron a tierras vascas para descubrir (yo al menos) un rincón no muy conocido por estas tierras, Valdegobia. La sorpresa fue mayúsculas cuando, sin dejar de ser una pequeña escuela, este lugar ofrece una escalda técnica y variada (eso sí, con tallados en ocasiones) que recuerda a Cuenca, además de revelarse como el paraíso de los escaladores con niños pequeños por su corta aproximación y un prado que hace las delicias de los pequeñajos. Sin duda, un destino ideal para verano que sólo dista 3 horas y media de Madrid.
  La segunda parte del viaje, a Rodellar, no hace falta presentación. Esta vez lo he disfrutado mucho más, estar fuerte (meterse en séptimo grado) creo que es un condicionante para poder disfrutar de esta escuela, hay pocos sextos y muy dispersos por la escuela. Eso sí, la calidad de estas vías desplomadas, aún no habiendo disfrutado del verdadero Rodellar con sus infinitas vías de chorreras (para la próxima), recompensan cualquier entrenamiento realizado durante la temporada. Además, la escalada está acompañada de un paraje increíble donde pueden hacerse alguno de los mejores descensos de barrancos (días de descanso), pozas donde aplacar el calor veraniego y, seguro, una cerveza bien fría para celebrar los pegues dados y enfriar los tendones dilatados.
  Un abrazo para todos, Benito.


lunes, 14 de marzo de 2011

Hoces del Cabriel

Las Hoces del Cabriel, paraje de gran belleza cuya delimitación constituye frontera natural entre las provincias de Cuenca y Valencia fue el destino elegido para disfrutar de unas cortas vacaciones de Navidad. Fueron dos días en los que la flora mediterránea que habita este rincón escondido y el cañón escarpado que durante miles de años ha ido moldeando el río Cabriel con su paso nos dejaron descubrir otro lugar en la península que bien merece una visita activa.
Si bien la dimensión del parque natural no es muy grande, son muchos los atractivos que le hacen "apetecible" para cualquier persona que le guste disfrutar de la naturaleza, ya sea de forma tranquila con sus numerosas y agradables rutas a pie o bicicleta ya sea de una manera más "extrema" con las actividades multiaventura que durante el verano afloran en las hoces (canoas, descensos,...).
Aurora y yo optamos, atendiendo a la época y la disponibilidad existente, por adentrarnos en el corazón de las Hoces a través de dos opciones bien distintas, una ruta que se prolongaba a lo largo de una de las cimas y desde la que pudimos tener una perfecta panorámica de las paredes y otra caminata que seguía paralela al río Cabriel con la incomparable compañía de numerosos huertos y viñas que hacían de ésta un paseo multicolor con el sonido de los rápidos de agua como banda sonora.
Por último, también degustamos una cena en la ciudad monumental de Requena, pequeña pero que bien merece una tarde de paseo por su casco antiguo.

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